El Vaticano ha vuelto a hacer un nuevo guiño a las dictaduras comunistas. Este domingo cientos de cubanos con banderas de su país asistieron a la Misa del Ángelus oficiada por el Papa Francisco en la Plaza San Pedro. La convocatoria era una muestra de respaldo a la movilización contra el régimen castrista prevista para el 15 de noviembre próximo en la isla. Lo que no esperaban es que agentes de Seguridad del Vaticano les confiscara las banderas de su país cuando es muy habitual ver a gente de todo el mundo en la plaza con banderas.
“¡Dios, patria, vida y libertad!”, fue uno de los gritos que hizo un grupo de mujeres que se manifestaba pacíficamente por la libertad en Cuba. “¡Derechos humanos para los cubanos!” y “¡Queremos a Cuba libre!” fueron otros de las consignas.
El Vaticano cuenta con un Cuerpo de Gendarmería que actúa como gendarmería, policía y fuerza de seguridad de la Ciudad del Vaticano y las propiedades extraterritoriales de la Santa Sede, además de la ya conocida como Guardia Suiza, que protege al Papa dentro de la Santa Sede. El cuerpo es el responsable de la seguridad, el orden público, el control de fronteras, el control de tráfico, la investigación penal, y otras tareas generales de policía.
Fue una manifestación pacífica en la que los cubanos pedían al Papa Francisco que hiciera un gesto por los miles compatriotas suyos que viven bajo la bota totalitaria del castrismo. Pero este Papa ya ha dejado claro de qué lado está, tanto que recientemente recibió los elogios nada menos de la anticlerical izquierda española por sus críticas a la Conquista de América.
Hay que recordar que en noviembre de 2016 el diario italiano La Repubblica publicó una breve entrevista al Papa Francisco a preguntas del periodista italiano Eugenio Scalfari en la que decía que «los comunistas eran los únicos que pensaban como los cristianos.».
«¿Usted también se refiere a una sociedad de tipo marxista?», le preguntó Scalfari. «Si acaso son los comunistas quienes piensan como los cristianos», respondió el Papa. «Cristo ha hablado de una sociedad en la que decidan los pobres, los débiles y los excluidos. Para obtener igualdad y libertad debemos ayudar al pueblo, a los pobres con fe en Dios o sin ella, y no a los demagogos o a los barrabás», añadió.